A primera vista nos podría recordar al protagonista de El viejo y el mar, de Ernest Hemingway «El viejo era flaco y desgarbado, con arrugas profundas...» Pero esta obra del pintor pintor húngaro, Tivadar Kosztka Csontváry, apodado "el lóco" esconde algo más.
Pero volvamos al retrato del "Viejo pescador" a su rostro surcado de innumerables arrugas, a sus ojos inundados de sabiduría a su presencia envuelta en misterio.
Y es que si hay algo en su aspecto que nos resulta inquietante, perturbador es la notable asimetría de su rostro. Si tomamos un espejo y lo ponemos en mitad del rostro para obtener una imagen simétrica y luego en la otra mitad obtendremos otros 2 retratos.
Una es la cara del "Bien" y la otra según dicen el rostro del "Mal". Una dualidad oculta que se descubrio tras la muerte del pintor. Una dualidad presente en todos nosotros, porque no somos ángeles ni demonios, sólo somos humanos.
Espero que esta historia os haya gustado.
Os deseo un fin de semana inspirador y repleto de #arte.
@davidbokeh I shall translate your Spanish later, so for all I know you're talking about exactly this, but I'm working on Shakespeare's King Lear at the moment and this is giving me big Lear vibes.
Lovely work.
Tivadar, era farmacéutico, pero a los 27 años tuvo una visión mística que le reveló que sería un gran #artista y lo dejó todo por la #pintura. Aprendió de forma autodidacta dedicándose en cuerpo y alma a su #arte.
Su carácter solitario e introvertido, sus delirios místico-religiosos y una incipiente esquizofrenia, que con el tiempo fué empeorando, le llevaron encerrarse más en si mismo.
Autorretrato de Tivadar Kosztka Csontváry